Un infarto durante la jornada de trabajo debe ser calificado como accidente laboral. Cuando hablamos de un infarto, en lo primero que pensamos es en una “enfermedad” y no en un “accidente”. Sin embargo, lo cierto es que cuando concurren ciertos requisitos tanto la Ley General de la Seguridad Social (art. 156.2) como el Tribunal Supremo consideran que se trata de un accidente laboral.

Así, cuando las enfermedades cardiacas se manifiestan en tiempo y lugar de trabajo se presume que estamos ante un accidente laboral y no ante una mera enfermedad. No se puede descartar que la influencia de los factores laborales –estrés, esfuerzos físicos y psíquicos, por destacar los más frecuentes- hayan podido desencadenar, en cierta medida, la crisis cardíaca.

Además, esta presunción no queda excluida aunque se acredite que el trabajador padeciera la enfermedad con anterioridad o hubiese manifestado síntomas antes de iniciar su labor, ya que lo importante aquí es que el desempeño del trabajo aparezca como causa desencadenante del infarto.

Estos son aspectos a tener muy en cuenta a la hora de recibir bajas médicas o incapacidades permanentes, ya que, a efectos económicos, el escenario será totalmente distinto si recibimos la calificación de enfermedad común o de accidente laboral, siendo muy superiores en este último caso.

Generalmente, cuando recibimos una baja médica por accidente de trabajo los convenios colectivos prevén complementos que contrarrestan los efectos económicos negativos que conllevan este tipo de situaciones.

Por su parte, cuando el Instituto Nacional de la Seguridad Social nos concede una incapacidad permanente por accidente de trabajo, los convenios colectivos, en la gran mayoría de los casos, contemplan indemnizaciones a favor del trabajador.

Lo mismo ocurre con nuestros seguros del hogar o de vida. No en vano, estos suelen contener cláusulas en las que se recoge que, en caso de que nos concedan una incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez por accidente de trabajo, también tendremos derecho a percibir ciertas cuantías.